Desde que me he convertido en madre me he dado cuenta de que existen dos posturas en esto de la maternidad: los que defienden una cosa, y los que defienden la contraria. Da igual el tema. Lactancia, leche de fórmula, enseñar a dormir, porteo, crianza de apego, poner límites. Siempre habrá dos posturas. Pues yo no quiero juzgar a ninguna madre, que la cosa ya es lo suficientemente dura como para encontrarte con alguien que te mira mal o por encima del hombro porque has decidido que lo mejor para ti y tu pequeña familia es hacer tal cosa. Sí que defiendo la lactancia materna, y encontrarás mis argumentos en este artículo, pero si has decidido que no quieres amamantar a tu hijo, o lo tienes que dejar por cualquier razón, no voy a juzgarte. Como no pretendo polemizar, ni abrir debate, eliminaré los comentarios (si los hay) que considere que no respetan la libre decisión de cada madre.
Mi propósito con este artículo es documentar mi experiencia con la lactancia materna por si sirve de ayuda a alguna madre primeriza (o no) que se encuentra con dudas, dolores o no sabe qué hacer. He dividido mi experiencia en 2 posts, hasta los 6 meses de edad de mi bebé, y a partir de esa fecha (en la que todavía me encuentro con casi 10 meses el peque), pues se iba a hacer muy largo y porque, en mi opinión, la lactancia es hora bastante diferente que al principio.
Desde que me enteré que estaba embarazada, supe que quería un parto natural (entiéndase vaginal y con la menor intervención posible) y amamantar a mi bebé. Y que lucharía porque ambas decisiones se cumplieran. Un planteamiento un tanto inocente, dado que según va avanzando el embarazo, vas enterándote de que no es lo mismo querer que poder, y que hay circunstancias que se escapan a nuestro control. Quería también un embarazo tranquilo y relajado, en el que practicaría deporte, me cuidaría, no comería porquerías, descansaría... ¿veis por dónde voy? Muy inocente me veo ahora. No es que mi embarazo fuera un descontrol, me cuidé, comí sano casi el 90% del tiempo, descansé lo que pude y parí a un bebé precioso (un parto vaginal y con la intervención médica necesaria para conseguirlo).
Otra de las cosas que he hecho ha sido leer sobre la lactancia para informarme sobre lo que me podía encontrar y prepararme para ello. La OMS recomienda la lactancia materna en exclusiva los 6 primeros meses de vida (más info aquí). Una recomendación que en un país como España se ve bastante difícil ya de primeras, sobre todo si eres madre y trabajas fuera de casa, pues la baja de maternidad solo cubre 4 meses y 15 días más por lactancia o las correspondientes horas que puedes acortar tu horario laboral para facilitarte la tarea. Así que ante esta perspectiva, a no ser que trabajes desde casa, estés en el paro o te saques leche en el trabajo, es muy posible que no puedas seguir la recomendación de la OMS, a pesar de los grandes beneficios que numerosos estudios defienden que aporta para el bebé. Me leí el libro del pediatra Carlos González, Un regalo para toda la vida, un libro muy interesante y que me resolvió mogollón de dudas y me hizo sentirme segura con lo que hacía y cómo lo estaba haciendo cuando no sabía si mi bebé comía suficiente, si producía suficiente leche, si era normal que comiera a todas horas, que se pasara una tarde sin comer, si...
Pues con toda esa información y la que he ido buscando según se me iban presentando dificultades (¿perlas de leche?) tenía claro que quería dar el pecho en exclusiva los 6 primeros meses. Reconozco que lo he tenido más fácil, pues cuando nació el peque trabajaba desde casa, y ahora que no trabajo, he tenido la oportunidad de poder hacerlo sin problemas.
Cuando nació mi peque, se agarró al pecho sin problema. La verdad es que todavía alucino con los instintos del ser humano. Ahí estaba mi peque, con menos de media hora de vida, reptando por mi pecho hasta encontrar el pezón (con un pequeño empujoncito por parte de la madre, no me pude resistir). Como nació un poco pequeño y perdió algo de peso en el hospital (es lo normal, todos los niños bajan de peso, porque durante los 2-5 primeros días, hasta que te sube la leche, se alimentan de calostro), la pediatra del hospital me recomendó que le diera un biberón tras cada toma hasta que recuperara el peso perdido. Cosa que hice durante una semana, creo, pues en las revisiones que tuve con la pediatra de mi centro de salud, al comprobar que el peque ya iba engordando y la lactancia nos iba bien, podíamos dejar de tomar ese biberón.
Cómo daba de mamar
Para establecer la lactancia, se recomienda dar el pecho a demanda, todas las veces que el bebé lo pida, sin horarios. No soy matrona ni pediatra, ni asesora de lactancia, pero haciéndolo así, no he tenido problemas con la producción, ni la cantidad y mi bebé ha crecido perfectamente. Yo lo que hacía era poner un pecho primero (por ejemplo el derecho) y cuando lo notaba blando, le ofrecía el izquierdo. Nada de 10 minutos de cada pecho cada 3 horas. El tiempo que el peque quisiera (al principio podíamos estar así 40 minutos). Y en la siguiente toma, empezaba por el pecho que había terminado, en este caso el izquierdo (hasta que se quedaba blando), y luego le ofrecía el derecho.
¿Por qué lo hacía así?
La leche del principio contiene más agua, y les quita la sed a los bebés, la leche del final (por así decirlo), es la que contiene más grasa y proteínas y es más espesa. Si solo pones en cada pecho al bebé 10 minutos, es probable que solo tome la parte más aguada de la leche, y deje la parte más espesa.
Muchos de los abandonos de la lactancia vienen por un mal asesoramiento. Los horarios al principio, no ayudan en nada (salvo que te diga tu pediatra que despiertes al peque para comer, claro). Ya verás que una vez que tengas establecida con éxito la lactancia el peque va cogiendo su propio ritmo (al menos en mi caso fue así, y teníamos épocas en los que el horario era bastante predecible). Yo por suerte, tuve una matrona excepcional, que me ha servido de apoyo y me ha asesorado cuando lo he necesitado.
Todo el día pegado al pecho
Durante esos 6 primeros meses, pasamos varios momentos, en los que el peque estaba todo el día pegado al pecho (o más de lo habitual). Estos picos de crecimiento o crisis de lactancia se producían cuando el peque crecía y necesitaba más alimento. Si no sabes que esto pasa, es probable que pienses que tu peque no come lo que tiene que comer porque no produces leche suficiente y termines dándole un biberón para quedarte más tranquila. Como con la leche materna no tienes la opción de saber cuánta cantidad está bebiendo tu bebé (a no ser que te saques leche y se la des en biberón), es una duda muy común. No te agobies, tu cuerpo va a responder a estos picos produciendo más leche. Es tan maravilloso como para hacer esto y mucho más. Así que cuanto más le ponía al pecho, más leche producía mi cuerpo.
¿La leche cambia a lo largo de la lactancia?
Sí, incluso en la misma toma. La leche del principio es más aguada, y la del final, más espesa. La leche se adapta a las necesidades del bebé en cada momento. Igual que tu cuerpo es capaz de producir más cantidad de leche cuando tu peque pide más, se adapta a sus necesidades: hambre, sed, etc. Es más, la leche de por la noche tiene más triptófano y melatonina, lo que ayuda a conciliar el sueño al bebé. Por eso la importancia de mantener las tomas nocturnas (aunque nos cueste mucho). La leche de fórmula tiene una composición igual, no varía si se la das por la noche que por la mañana, es siempre igual. Si quieres saber de qué está compuesta la leche materna, puedes leerlo aquí.
¿Cómo evoluciona la lactancia?
Igual que la leche evoluciona y se adapta a las necesidades de tu bebé en cada momento, la lactancia va cambiando. Al principio pasábamos grandes ratos pegados el uno al otro, y según va creciendo el bebé, cada vez se volvía más eficiente y tardaba menos tiempo en comer. Así que de 40 minutos pasamos a 20, luego a 10 y a 5. Así que no te asustes si ves que el tiempo se reduce, tu bebé cada vez tarda menos, no es que tengas menos leche.
¿Se me va a salir la leche siempre?
Al principio, tenía que usar empapadores, porque sin previo aviso (no exactamente), pero cuando se llenaban, mis pechos empezaban a gotear. Según se va regulando el cuerpo (más o menos a los 3 meses), la leche ya no se "escapa", es más tarda en salir, es ahora tu hijo cuando tiene que "trabajar", estimulando el pezón, para que la leche suba. Así que tampoco te asustes y pienses que se te ha acabado la leche... es solo que tu cuerpo es más eficiente. Aunque esto puede darse más o menos desde los 3meses, yo no lo noté hasta por lo menos los 4-5 y se ha ido acentuando según le he introducido la alimentación complementaria
¿Duele siempre?
No. Al principio, el pezón está "tierno" y poco a poco se va acostumbrando, es como si se curtiera. Yo no he tenido problemas de grietas, ni fisuras, ni he sangrado ni nada. Sí que tuve los pezones molestos unos días al principio (no recuerdo cuántos) y llegó un día, una toma, en la que ya no noté el dolor. Existen pezoneras que actúan como escudo entre la boca del bebé y el pezón y lo protegen un poco. Si el bebé te agarra bien del pezón, no tiene por qué doler.
¿Hay diferentes posturas? ¿Cómo coloco al bebé?
Sí, tumbada en la cama, en brazos, la del balón de rugby...(lee sobre ello aquí). Todas ellas son válidas. A mi me ayudaba cambiar de postura de vez en cuando, para que vaciara todos los conductos del pecho por igual. Lo importante es que el bebé agarre bien el pezón, con toda la boca, por así decirlo.
¿Es bonito dar el pecho? ¿No es esclavo?
Para mi sí que ha sido bonito. No he tenido problemas importantes, así que mi experiencia es positiva. Es muy cansado cuidar de un recién nacido, atenderle 24 horas, no dormir, etc. Pero igual que si le hubiera dado biberón, imagino. Mucha gente piensa que dar el pecho es una especia de esclavitud, pero a mi me ha parecido lo contrario. Me ha dado mucha libertad para hacer con mi hijo lo que quisiera, es decir, podía quedar a comer, salir a merendar, dar un paseo, etc, y no tenía que preocuparme de llevar su comida (agua caliente, la leche en polvo, un biberón, etc.). Solo me tenía que llevar a mi misma y encontrar un lugar en el que darle de mamar. Reconozco que no soy muy vergonzosa, y que me ha importado poco sacar el pecho para alimentar a mi hijo casi en cualquier lugar. Si veía que había mucha gente, me retiraba un poco o me tapaba con una gasa un poco por encima. Lo mismo por la noche, no teníamos que dejar preparado nada,cuando se despertaba, le ponía al pecho y ya está.
Podría contaros mil recuerdos de mi peque agarrado al pecho, cuando te mira y sonríe y ves que se le cae una gota de leche, cuando te agarra el pecho, cuando te coge la mano, cuando con los ojos cerrados es capaz de agarrar el pezón a la primera, el llanto porque tardasen llegar, los ruiditos que hace al tragar... Pero no todo ha sido perfecto. El cansancio ha sido mi enemigo. El tener que despertarte tan a menudo, a veces desear no ser tú sola la que le proporciona alimento, muchas veces eran emociones contradictorias. Ahora que ya lo veo con algo de distancia, ha merecido la pena. Y me merece la pena seguir en ello.
¡Saludos!
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