lunes, 20 de mayo de 2013

Tu peor crítico

tu eres tu peor critico

Esta mañana estaba leyendo este artículo y no hacía nada más que pensar "j... qué cierto es", "ya estoy harta de ser tan dura conmigo misma". Bueno, este segundo pensamiento es mucho más elaborado de lo que realmente pasaba por mi cabeza, pero es para que os hagáis una idea. 

Y además tiene mucho que ver con el título de este blog, sobreviviendo-a-la-treintena. O mejor dicho, sobreviviendo a una misma. Porque mi idea de escribir un blog tiene mucho que ver con la idea no sólo de escribir, sino además de reflexionar sobre lo que me pasa, lo que me ocurre o lo que me dé la gana. Sobre la vida misma, la sociedad, lo que me preocupa, lo que me divierte, lo que me apasiona. 



Pero no he sido muy fiel a mi misma todavía. Igual que cuando me miro en el espejo y sólo yo veo los pequeños defectos (esa arruga de más, la mancha en la frente, la celulitis de las piernas, el culo caído y las rodillas gordas), con mi blog actúo igual. Lo estoy convirtiendo en un escaparate perfecto, perfecto en la medida en la que sólo cuento lo bueno de la vida, el reflejo del espejo sin defectos. 

Hay mucha presión en la mujer en la actualidad. Mejor dicho, siento mucha presión por ser mujer en la época que me ha tocado vivir... y no toda esa presión viene de fuera. No sólo es mi madre la que me da caña con que me peine, o me arregle un poco más, mi abuela la que me dice que me ocupe un poco más de mi marido no vaya a ser que se vaya (inciso: dramón familiar porque a una de mis primas su marido le ha abandonado por otra... de ahí viene lo de cuidar más a mi marido, no se vaya a ir a otro lado a buscar lo que no le doy en casa), soy yo la que compite en silencio con mis amigas por ver quién tiene la mejor casa, el marido mas atento, el pelo más suave. Y no necesito ni siquiera competir con mis amigas o mis compañeras de trabajo, me bastan las miles de mujeres desconocidas con las que me puedo cruzar cada día... "Esa tiene el culo más bajo que yo, pero el pelo más brillante", "esa los labios mejor pintados", "ugggg, esa tiene bigote, lo que me recuerda que le debo dar un repasito al mío...". Se entiende, ¿no?

Eso por un lado, y por otro, lo bien que a veces te hace sentir ese rojo de labios que sabes que te sienta tan bien. O estrenar esos zapatos de tacón que te compraste ayer.

Pero quiero avanzar un poco más.

De lo que se trata es de ser un poco más flexible con una misma, o por lo menos tener más manga ancha. 

De lo que se trata, es que en vez de bombardearme con pensamientos que me hagan sufrir, necesito darme a mi misma refuerzos positivos. Fijarme en lo positivo, en definitiva.


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© María sobrevive a la treintena
Plantilla original de Maira Gall || Adaptada por María sobrevive a la treintena