Y el ejercicio más barato que podía hacer era correr en el parque de al lado de casa. Me levantaba por las mañanas y me bajaba. Comencé poco a poco, 3 minutos corriendo y 1 caminando, así todas las mañanas. 20 minutos, 25 minutos.
En dos meses corrí mi primera carrera, la de la muer. Y ya había encontrado trabajo de nuevo. 6 kilómetros y medio, 38 minutos. Puedo decir que me enganché.
Salía todas las mañanas a correr, justo antes de ir al trabajo. Además, era verano, así que la mañana era el mejor momento del día.
Desde que comencé he corrido innumerables carreras de 5 km, varias de 7 y 10 km e incluso un medio maratón. 21,097 km, la distancia más larga que he corrido seguido en mi vida.
Correr es mi deporte, el que me relaja, el que me hace sentir fuerte, el que me hace sentir bien. No necesito mucho, mis deportivas, música y la calle. con frío, calor, viento o lluvia, los 50 minutos son para mi.
Para dejar la mente en blanco, no pensar en nada o pensar en todo, un pie tras otro, los metros se van quedando atrás, igual que lo hacen los problemas, las penas, los malos rollos.
Los fines de semana me levanto pronto, mientras el marido se queda en la cama, me ato las zapatillas y salgo a correr.
Como esta mañana, casi una hora antes de desayunar. Sin contar los kilómetros o la velocidad. Sólo yo y mis zapatillas.
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