sábado, 13 de abril de 2013

Recuerdos

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Es curioso como determinados olores, sabores, ruidos, o una canción activan el mecanismo de los recuerdos. Estás tranquila en casa, limpiando los cristales (después de tanta lluvia era una necesidad) y una canción de la radio te revuelve por dentro. 

Te trae recuerdos felices de tu adolescencia, de esas tardes de los viernes en la puerta del colegio con una bolsa de pipas. Del primer pintalabios que te compraste, de cómo el rímmel robado a tu madre podía cambiar tanto tu cara. De los primeros bailes en la discoteca, de la primera vez que te llamó ese chico especial. De los apuntes que le dejaste a tu compañero, de las notas que pasabas entre clases, del olor a libro y a tinta. 

De los deberes acabados, el agobio de los exámenes, de tu equipo de voley-ball, de tu primer suspenso.

Nunca fui muy fan de Revólver, al menos esa canción no era mi favorita, pero es de las que consigue que me acuerde de todas esas cosas tan típicas de la adolescencia.

Quizás es porque está semana he estado tristona, quizás son las personas perdidas de esa época, pero ahora, sentada y con el portátil en las piernas, escribo mientras recuerdo. Y la tristeza desaparece, y sólo se quedan los recuerdos alegres. Los que te traen una sonrisa a la cara y hacen que te chispeen los ojos, por todos esos días felices (inciertos también, pues la adolescencia no es para nada tranquila). y me alegro de haber pasado ya esa época, y de tener el resto de mi vida por delante. 

Porque hoy ha salido el sol. El jazmín huele fantásticamente y he empezado el día con 5 km gloriosos por las calles de Madrid. 

Así que se acabó la melancolía. La primavera es tiempo de renovación, de vida, y el poco tiempo que tenemos para disfrutar no vamos a desperdiciarlo. 



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© María sobrevive a la treintena
Plantilla original de Maira Gall || Adaptada por María sobrevive a la treintena