Porque no sólo soy blanca, blanquísima, mi piel brilla y necesitas gafas de sol para mirarme las piernas. Las venas azules se me marcan como si mi piel fuera translúcida.
¿Por qué cuento esto?
La primavera me altera, me hace dormir peor, me tapona la nariz y me provoca estornudos, me salen manchas en la frente y sudo.
Pero también me hace sentirme feliz, cuando el sol que acaricia mis brazos, cuando puedo correr mientras el sol brilla, cuando puedo ir con pantalones cortos al gimnasio, cuando comienza la temporada de gazpacho y en el mercado aparecen las primeras sandías (y eso que no han llegado todavía las picotas).
Y como cada primavera, visita al Jardín Botánico.
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