Hemos salido a comer con una amiga, paseado, visto escaparates, ido de tiendas. Café con leche de Starbucks. Me siento toda mimada. Ahora un rato más de sofá, y luego la cena. Tenemos dos buenas cervezas, gazpacho casero y uas gambas que voy a hacer a la plancha. Creo que además, luego veré un par de episodios de la serie a la que estoy actualmente enganchada... no puedo pedir más. Bueno, que gane el Atleti, claro ;).
En la tele ponen un programa muy curioso, Consumidos por el caos, trata de gente que acumula cosas. Tienen sus casas de todo tipo de cosas, libros, papeles, juguetes, aparatos y no tienen espacio. Es un programa tipo reality, con gente de verdad, en casas de verdad, con sus cosas de verdad. Es un poco chorra, pero me hace pensar, porque no me gusta mucho acumular cosas. Soy de las que hacen limpieza al menos una vez al año, y me gusta, con cada cambio de armario (verano-otoño e invierno-primavera) coger todo lo que no uso, y largarlo. Me hace sentir bien, me purifica. Es como si en algún momento, no todo lo que tengo, me acaba pesando, se me sube a la chepa y es un peso que me empuja hacia abajo. Y noto desde hace un par de semanas que mi cuerpo me pide marcha, osea, darle una vuelta a todo. Este año sobre todo lo que me pide el cuerpo es hacer limpieza de ropa, tirar todo lo que no me pongo, deshacerme de todos aquellos "porsiacaso".
No tengo mucho más que contar hoy :)
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